lunes, 2 de junio de 2014

Solos.

—¡Jajaja! Espera—le pidió el chico.
Cerró la puerta de su casa y de inmediato tomó a su chica por la 
cintura y ella amarró las piernas alrededor de él. La llevó 
besando hasta su pieza mientras ambos reían. Sentían una pasión en 
el interior de ellos imposible de apagar, nacía en lo más profundo 
y se expandía por todo el cuerpo provocándoles un calor agradable. 
La chica lo empujó a la cama y se sentó sobre él mientras delicadamente 
le sacaba la polera.
—Eres… —comenzó a decirle él.
—¿Linda? —inquirió ella— ¿Hermosa? ¿La mejor del mundo?
—Ajá —respondió— todo eso —tomó el rostro de ella y la besó con rabia.
Ella intentó esquivar el beso de manera juguetona, pero de verdad le quería 
decir algo.
—Siempre me dices que soy todo eso, dime algo que jamás me hayas 
dicho —lo retó.
La verdad es que él no tenía nada en la cabeza. Sólo podía pensar 
en lo hermosa que era aquella mujer, y en las ganas que tenía 
de sacarle esa polera y toda esa ropa.
—Eres… —su voz sonó ronca— excitante.
Ella le dio una sonrisa torcida y esta vez sí lo besó como nunca 
lo había hecho. Enredó sus dedos en el pelo de él para que no quedara milímetro 
entre ellos, mientras él la tomaba por las caderas y comenzaba a 
levantarle la polera. Ella tímidamente levantó los brazos y 
dejó caer su ropa al suelo. No quería admitirlo pero llegados 
a este punto estaba nerviosa. Jamás se habían dado el lujo de 
llegar tan lejos, pero ahora parecía que ninguno de ellos se podía
controlar. Por la cabeza del chico no dejaban de fluir los 
deseos que tenía sobre ella, la amaba con todo su corazón y dar 
este paso era algo importante. Él lo sabía. Sin darse cuenta, él 
chico la tomó rápido y la acostó en la cama, con ternura comenzó a 
besarle el cuello, y fue en ese momento donde ella sabía que esto 
no pararía, ya no podían detenerse.
—Espera —lo detuvo.
—¿Qué pasa, cariño? —La cara de su chico irradiaba preocupación— lo 
siento… creo que las cosas se nos escapa…
—¿No hay nadie en tu casa? —preguntó ansiosa.
—Eh… no, estamos solos —y entonces él se dio cuenta que en los ojos 
de la chica no había preocupación, sino deseo.
—Perfecto —respondió ella y se lanzó nuevamente a besar a su 
chico y ambos dejaron que las cosas fluyeran esta vez sin detenerse…

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Adolescente con muchos sueños en camino a cumplirlos. Soñadora empedernida que intenta vivir la realidad...